Tanto si tienes una tienda abierta al público como si tu empresa no vende productos directamente al consumidor, habrás escuchado que la política de ventas de bolsas de plástico en nuestro país ha cambiado, y actualmente y como detallaremos más adelante, se obliga al cobro de las mismas.
Esta decisión tomada por el Gobierno se ha hecho para intentar aliviar la gran carga que está soportando nuestro planeta, que en gran parte es debido al uso masivo de plásticos no degradables. La mayoría acaban en los mares y crean problemas de biodiversidad en algunas especies marinas.
Además, el futuro está avanzando mucho y es hora de dejar de lado nuestras concepciones tradicionales sobre las bolsas de plástico no degradables, para pasar a utilizar bolsas reutilizables que son capaces de degradarse sin dañar al medio ambiente. Es decir, dar un paso más para proteger al medio ambiente.
Los consumidores han visto como desde dos mil dieciocho las bolsas muy ligeras habituales en cualquier establecimiento pasan a valer alrededor de cinco céntimos, mientras que las bolsas pesadas que tienen un grosor superior llegan a alcanzar hasta los quince céntimos de euro. Eso sí, quedan excluida las bolsas que se utilizan por razones de higiene o que se suministran como envases en las ventas a granel.
Además, se proponen otras alternativas en el Real Decreto que desarrolla estos cambios, incitando a la utilización de otro tipo de envases que no generen más residuos de plástico. Un ejemplo de este tipo de envases pueden ser las bolsas de cartón o de rafia, habituales en muchas tiendas desde hace ya varios años.
Pero sin duda lo que juega un papel fundamental en esta ley es el uso de plásticos degradables o bioplásticos. En el artículo de hoy vamos a hablar sobre este tipo de plásticos que llegamos a utilizar casi sin darnos cuenta, y que su desarrollo ayuda a liberar al medio ambiente de la carga de los plásticos.
Qué son los bioplásticos y cómo se presentan
Los bioplásticos son polímeros que provienen de fuentes naturales y renovables. La mayoría presentan mejor biocompatibilidad, y todos son biodegradables por microorganismos como bacterias, hongos, algas. Los primeros en popularizarse fueron los bioplásticos vegetales, fabricados a partir de almidón de patata, maíz o yuca. Sus polímeros de glucosa sirven para que, tras un proceso de extrusión y otros tratamientos acaben convirtiéndose en material para cubiertos, envases o bolsas.
Los ácidos polilácticos (PLA) son producidos a partir de ácido láctico polimerizado, el cual proviene de la fermentación de bacterias lácticas con almidón de maíz. Se utilizan como capas de sellado térmico, etiquetas y bolsas de transporte, como alternativa para películas tradicionales y para la producción de envases rígidos
Los polihidroxialcanoatos (PHAs) son una clase de poliésteres bacterianos de reserva de carbono y energía que se generan a partir de monómeros de hidroxiácidos y que se almacenan durante un crecimiento desequilibrado en el que hay un exceso de fuente de carbono y el crecimiento está limitado por otro nutriente, como por ejemplo el nitrógeno.
Los PHAs se depositan intracelularmente en forma de gránulos que llegan a representar hasta el 90% del peso celular seco. Hay un espectro amplio de PHAs, dependiendo de la bacteria que lo produce (300 descritas hasta ahora), así como de la fuente de carbono utilizada durante el crecimiento. Se han identificado cerca de 150 ácidos hidroxialcanoicos distintos formando parte de estos polímeros bacterianos.
Los PHAs poseen características fisicoquímicas similares a las de los poliésteres sintéticos (presentan propiedades que van desde plásticos rígidos y quebradizos, hasta los semejantes al hule) y son biodegradables. Se comercializan bajo la forma de tenedores de plástico y películas para embalaje, puesto que son resistentes al calor, a la grasa y al aceite. Los PHAs se producen mediante la fermentación de bacterias y se obtienen después por extracción. Estas bacterias los producen a partir de sustratos orgánicos, como carbohidratos (glucosa, sacarosa), aceites, alcoholes, ácidos orgánicos, hidrocarburos.
Existen empresas muy famosas que comercializan este tipo de boplásticos, como puede ser Monsanto o Procter&Gamble. Pero también se pueden adquirir bienes producidos de bioplástico en empresas españolas, como Bioplásticos Alhambra, una empresa familiar especializada desde 1971 en la fabricación de bolsas y film de plástico, que desde hace años apuesta por la innovación tecnológica y una política de inversión anual para la adquisición de la mejor maquinaria.