Pasar un año en Inglaterra, en Irlanda o en Estados Unidos para perfeccionar el inglés es, además de toda una experiencia, una inversión de futuro. Ya sabemos lo importante que son los idiomas para labrarse un porvenir; pero es que hoy en día, en nuestro país, son todavía más necesarios. La economía gira en torno al turismo, la tecnología y el mundo online sigue hablando en inglés y el comercio, gracias a internet, tiende a globalizarse. Hoy, hablar inglés es un conocimiento elemental.
En los años 90, algunos estudiantes, cuando terminaban la carrera, se marchaban una temporada a Londres para aprender inglés. Se buscaban trabajo como friegaplatos en un restaurante o como “au pair” para una familia, que ofrecía a la estudiante casa y comida a cambio de que les cuidara los niños.
Aquello, más que un curso de inglés, era un baño de humildad. El estudiante, todo orgulloso, porque acababa de terminar derecho, terminaba fregando platos al lado de un hindú en un restaurante de comida rápida. Al final, no aprendía mucho inglés, pues se relacionaba con otros españoles que estaban en su misma situación.
Después llegaron las becas Erasmus y los programas de intercambio. Aquello era otra cosa. La posibilidad de estudiar un año en una universidad extranjera. Algunos, que lo vivieron, lo recuerdan como uno de los mejores años de su vida. Una especie de vacaciones a todo tren. Que te concedieran la beca Erasmus era como si te hubiera tocado la lotería.
Hoy se puede cursar perfectamente el bachillerato o una carrera en una universidad británica, como cualquier ciudadano del Reino Unido. Durante ese tiempo, estás obligado a aprender inglés porque no tienes otro remedio. Hay agencias que se encargan de tramitar todas las gestiones y buscar un alojamiento al estudiante.
Gema envió a su hija a estudiar a Inglaterra. Encontró a C.L.S. – Idiomas, una agencia de estudios, y ellos se encargaron de prepararlo todo. Claudia, la hija de Gema, está cursando 4º de la E.S.O. en un instituto de Manchester. Dice que se siente muy feliz.
Estas modernas agencias organizan desde cursos para adultos, campamentos de verano y matriculación en centro extranjeros, cogiendo la enseñanza del idioma como eje central.
Por qué estudiar inglés en el extranjero.
Si bien, hoy en día, los niños comienzan a estudiar inglés desde primaria, y muchos asisten a una academia, el operador de envío de divisas Wester Union publica un artículo en su blog en el que defiende las ventajas de estudiar inglés en un país anglófilo. Quizás no te enseñen la gramática a la perfección, pero estas son 5 beneficios que encontrarás al estudiar inglés en el extranjero:
- Utilizas el idioma para relacionarte.
Es muy diferente, estudiar una lengua como una asignatura que debes aprender para aprobar un examen, que utilizarla para relacionarte con los demás. Para poder desenvolverte en el día a día. No tiene, ni siquiera, nada que ver con esos encuentros que se organizan con ingleses nativos en un café, para chapurrar un poco el idioma. Tendrás que perfilar tu inglés para comprar el pan, coger el autobús o pagarle la mensualidad a tu casero. Te ves sumergido en un país distinto, con unas costumbres diferentes y donde el idioma es tu principal herramienta de conexión.
- Aprendes inglés más rápido.
Aprenderás el inglés nativo, no el de academia. Deberás utilizarlo 24 horas al día, todos los días de la semana. Aumentarás tu vocabulario y aprenderás expresiones coloquiales de uso habitual. Estarás metido en un proceso que te llevará a aprender el idioma con más rapidez y más naturalidad.
- Socializar con las personas.
Conocerás personas de otras partes del mundo. Harás nuevos amigos. Ganarás confianza al relacionarte con ellos por medio del inglés. Perfeccionarás habilidades sociales y estrecharás lazos que perdurarán con el tiempo.
- Conocer otras culturas.
Al desplazarte a Inglaterra o a Estados Unidos, no solo aprendes el idioma, sino que conoces sus costumbres, su forma de ser, su idiosincrasia. Un proceso de conocimiento más profundo que limitarse únicamente a la lengua.
- Amplías tu horizonte profesional.
Las empresas esto lo valoran mucho. No solo tienen en cuenta que sepas hablar inglés, para ellos es un plus que tengas la habilidad de relacionarte con ellos. Las relaciones comerciales y empresariales descansan, en última instancia, en contactos personales.
Españoles en Inglaterra.
En el Reino Unido residen 300.000 españoles, una cifra similar a la de los británicos que viven en nuestro país. Somos detrás de los polacos, la comunidad de europeos más numerosa en las Islas Británicas. Más de un tercio de los españoles, 110.000, viven en Londres y en su área metropolitana. Somos una comunidad más numerosa que la de otros países como la India, que se supone que tiene unos lazos más estrechos con Inglaterra.
El Brexit fue una situación preocupante, tanto para los españoles que residían en Inglaterra, como para los ingleses que viven en España. Tres años después de la ruptura del Reino Unido con la Unión Europea, el periódico El Debate valora que las consecuencias han sido menores de las esperadas. Al menos entre la convivencia entre los pueblos. En los hechos, la población británica y la española mantienen una estrecha relación. España es uno de los destinos preferidos de vacaciones para los ingleses. Algunos nos eligen como su lugar de residencia. Aprecian nuestra cultura tanto como para destinar intelectuales que se especializan en estudiar nuestras tradiciones y nuestra historia, los hispanistas, como Ian Gibson o Paul Preston. Digamos que los gobiernos han cuidado las relaciones, para que el cambio de escenario afecte lo menos posible a sus conciudadanos.
El perfil de español residente en el Reino Unido es una andaluza menor de 30 años con formación universitaria. El 60% de los españoles que viven en Gran Bretaña son mujeres. Un 77% tiene menos de 30 años y un 64% han cursado o están cursando estudios universitarios.
Uno de cada 4 españoles en Inglaterra es de origen andaluz, le siguen los madrileños, que representan un 15% y los valencianos con un 11%. Un 30% afirma que llegó a Inglaterra para estudiar inglés y una parte de ellos decidió quedarse. Un 75% de los españoles residentes en las islas británicas opinan que están bien allí y no piensan regresar a nuestro país. Una intención que el Brexit no ha alterado.
La aventura de Marta.
A Marta le faltaba un año para terminar la carrera de Económicas y Empresariales por la Universidad de Valencia. Ojeando por internet vio la posibilidad de acabarla en U. L. E., la Universidad del Este de Londres. La mayor parte de las asignaturas se las convalidaban. A lo mejor, en lugar de terminar la carrera en un año, le llevaba dos, pero obtendría la titulación por una universidad internacional.
Rellenando un formulario y adjuntando sus datos por internet, una agencia se encargaba de tramitarle la matrícula, buscarle un vuelo y alojarla en un piso que compartiría con otros estudiantes extranjeros.
Vivir en Inglaterra durante un año formaba parte de sus planes. Su nivel de inglés era bastante normalito y sabía que necesitaba mejorarlo si aspiraba a encontrar un buen trabajo. Unos conocidos suyos, una pareja que también habían estudiado económicas, estuvieron viviendo durante un par de años en Edimburgo (Escocia). Su experiencia no fue positiva. Se marcharon con la carrera terminada y encontraron trabajo en un hotel. Noelia, la chica, trabajaba de camarera de habitaciones, limpiando y haciendo las camas. Su novio, Javi, empezó de pinche de cocina y lo pasaron, al cabo de unos meses, a atender la barra del restaurante. Vivían en el mismo hotel en el que trabajaban.
Lo de Marta sería diferente. Estaba todo un poco más organizado. Marta está muy contenta. Dice que la universidad le ha ayudado mucho. Cada semana organizan actividades para conectar a los estudiantes extranjeros. Para que hagan vida social y se sientan integrados en el campus. Comparte piso con una chica de Galicia, con otra italiana de Módena y con una colombiana de Medellín. Es un piso pequeño, pero les coge a pocos minutos de la universidad.
Marta sabe que esos dos años van a suponer un sacrificio para su familia. La vida en Londres es más cara que en España y sus padres no son precisamente ricos. Se ha buscado trabajo en un pub. Allí hecha dos horas cada tarde limpiando mesas y recogiendo vasos. Dice que la gente es muy amable y que le han cogido cariño. Le llaman la chica San Miguel, San Miguel´s girl, como la cerveza. En Inglaterra es normal que los estudiantes se busquen un trabajo a media jornada para secarse un dinero.
Si a caso, lo que echa de menos es el sol de Valencia. Es un poco deprimente ver todos los días el cielo nublado, y sin parar de llover. Cuando llegue a casa le va a pedir a su mamá que le prepare un “Arròs al forn”. Allí, eso del arroz seco, tampoco lo llevan muy bien.
Marta recomienda a todos los estudiantes que se lancen, que vivan la experiencia y que marchen a Inglaterra a aprender inglés.