Otro año más de incendios en España

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Otra vez hemos llegado a ese punto del año en el que los incendios se vuelven parte del día a día. Noticias que hablan de montes ardiendo, hectáreas calcinadas, pueblos desalojados, animales muertos y un aire que se llena de humo, ceniza y preocupación. Y lo más duro es que ya ni sorprende. Cada verano, lo mismo. Da igual que haya planes de prevención, más vigilancia o campañas de concienciación. El fuego sigue arrasando.

Y no hablamos solo de lo que pasa en el campo. También hay incendios dentro de las casas. Algunos por despistes, otros por instalaciones mal cuidadas o chimeneas que no se han limpiado en años. Lo peor es que la mayoría se podrían haber evitado. No es cosa del azar. Es cosa de dejadez, de pensar que no va a pasar nada o de no querer invertir un poco de tiempo en prevenir.

Vamos a ver cuántos incendios se han producido este año en España, qué tipo son los más habituales, por qué ocurren y qué puedes hacer tú para que no te toque de cerca. Porque esto no es algo lejano. Puede pasarle a cualquiera, en el campo, en una casa o en medio de una ciudad.

 

En los incendios forestales, las cifras no bajan

Durante los primeros siete meses de este año, España ya ha superado las 40.000 hectáreas quemadas. Y todavía queda verano por delante. La mayoría de estos incendios se concentran en julio y agosto, que son los meses con temperaturas más altas, menos lluvias y más viento seco. Una combinación que, sumada a la sequía y a la falta de limpieza en los montes, lo pone muy fácil para que cualquier chispa acabe en un desastre.

Según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica, se han producido ya más de 6.000 siniestros forestales, de los cuales más de 3.000 han llegado a ser incendios propiamente dichos (es decir, han superado la hectárea de superficie afectada).

Las zonas más afectadas han sido Galicia, Castilla y León, Andalucía y la Comunidad Valenciana. No es casualidad: son comunidades con mucha masa forestal y zonas rurales extensas, donde a veces no hay recursos suficientes para limpiar, vigilar o reaccionar a tiempo.

 

¿Cuántos son provocados?

Aunque a muchos les cueste aceptarlo, la mayoría de los incendios no son accidentes naturales. Según datos oficiales, más del 80% de los incendios en España son provocados por el ser humano. Y dentro de ese porcentaje, solo una parte pequeña se debe a pirómanos. La mayoría son por imprudencias o por actividades mal gestionadas.

  • Quemas agrícolas no autorizadas o mal controladas.
  • Colillas mal apagadas.
  • Barbacoas en sitios no permitidos.
  • Máquinas que sueltan chispas.
  • Cables eléctricos que caen.
  • Cristales abandonados que hacen de lupa con el sol.

Incluso hay incendios intencionados con fines económicos, para cambiar el uso del suelo o para cobrar indemnizaciones. Y eso sí que es vergonzoso.

 

Cuando el fuego también se lleva vidas

Aunque muchas veces se hable solo de árboles y hectáreas, los incendios también se cobran vidas humanas. Este año, hasta mediados de julio, ya se han contabilizado 9 personas fallecidas y más de 60 heridas en incendios tanto forestales como urbanos.

Muchos de ellos eran trabajadores que intentaban apagar el fuego: brigadistas, bomberos forestales, agentes medioambientales. Otros eran vecinos que intentaban salvar sus casas o animales. Y otros simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento menos oportuno.

Cada año muere gente por el fuego, y lo peor es que muchas veces se podrían haber salvado si se hubieran tomado medidas antes.

 

Los incendios en viviendas son un peligro muy presente

No hace falta estar en medio del monte para tener un incendio. De hecho, los incendios domésticos son más comunes de lo que parece. En España se producen miles de ellos al año, y muchos terminan con daños graves, heridos e incluso muertos.

La empresa Cristal para Chimenea, que vende cristales para chimeneas de primera calidad, lo tiene claro: la mayoría de los incendios en casa se originan en la cocina o por un mal mantenimiento de las chimeneas. Sobre todo, en viviendas antiguas o rurales donde se usa fuego como fuente de calor.

En el caso de las chimeneas, el problema suele ser que no se limpian con la frecuencia necesaria, se usan combustibles inadecuados o se colocan mal los elementos que deberían actuar como protección (como los cristales o pantallas). También hay casas donde se hacen apaños caseros que no cumplen con ningún tipo de seguridad.

En cuanto a las cocinas, los accidentes más comunes son sartenes olvidadas al fuego, aceites que se incendian, campanas con grasa acumulada, cortocircuitos o conexiones mal hechas. Son fallos pequeños, pero que pueden acabar en catástrofe.

 

Cómo evitar incendios en el campo

No hace falta ser bombero para evitar que un fuego se propague en el campo. Lo primero es aplicar un poco de sentido común:

  • No hagas fuego en el monte ni cerca de zonas secas, aunque creas que lo tienes controlado.
  • No tires colillas ni, aunque estén medio apagadas.
  • No uses maquinaria que genere chispas durante las horas de más calor.
  • Limpia los terrenos si tienes fincas o cultivos: la maleza seca es gasolina para el fuego.
  • Respeta los periodos de prohibición de quemas: no es capricho, es por seguridad.

Y si ves humo o crees que puede haber un foco, llama al 112 enseguida. Cuanto antes se actúe, más fácil será evitar que se descontrole.

 

Qué hacer en casa para prevenir incendios

Dentro de casa también se pueden hacer muchas cosas para prevenir:

  • Revisa la chimenea cada año, límpiala bien y asegúrate de que todo está en condiciones.
  • No dejes la cocina encendida sin vigilancia, ni siquiera “un momento”.
  • Desconecta aparatos eléctricos que no estás usando, sobre todo si son antiguos.
  • No sobrecargues enchufes ni uses regletas de baja calidad.
  • Guarda productos inflamables lejos de fuentes de calor.
  • Instala detectores de humo. No cuestan mucho y pueden salvarte la vida.

Y algo muy básico que casi nadie hace: ten preparado un extintor en casa. Aunque no lo uses nunca, es una tranquilidad. Si tienes chimenea o estufa de leña, aún más importante.

 

El papel de la administración y lo que todavía falta

Está claro que hay cosas que dependen de ti, pero también hay mucho que tiene que venir de las instituciones. Y ahí, muchas veces, vamos tarde. Falta personal, faltan medios, faltan campañas serias de prevención.

En algunas comunidades, los cortafuegos están abandonados, las pistas forestales sin limpiar y los sistemas de vigilancia son mínimos. Los planes de prevención deberían aplicarse todo el año, no solo cuando ya ha empezado la temporada alta. Porque muchos incendios se podrían evitar si el monte estuviera limpio y bien gestionado.

También falta mano dura contra los que provocan fuegos. Aunque haya leyes, los procesos son lentos, las penas no siempre se cumplen y la sensación de impunidad es demasiado habitual.

 

Los incendios rurales y la despoblación, una mezcla peligrosa

Hay algo que no se suele decir, pero que influye mucho: la despoblación rural está dejando muchos terrenos sin cuidar. Cuando un pueblo se vacía, sus campos se llenan de maleza, las casas se abandonan, los caminos se tapan… y eso hace que el fuego se propague más fácilmente.

El abandono del medio rural es uno de los factores indirectos que más ha contribuido a que los incendios sean tan destructivos. Recuperar estos espacios, aunque sea poco a poco, sería una de las mejores formas de protegerlos del fuego.

 

¿Y el cambio climático?

Es imposible hablar de incendios sin mencionar el cambio climático. Los veranos son cada vez más largos, más calurosos y más secos. Hay zonas de España donde ya no llueve durante meses, donde los árboles se secan por falta de agua y donde cualquier chispa se convierte en un incendio en pocos minutos.

La subida de temperaturas y la disminución de la humedad están haciendo que el riesgo de incendio se extienda a más meses del año. Antes se hablaba de verano. Ahora se habla de campañas de riesgo que empiezan en abril y terminan en octubre.

Y aunque tú no puedas cambiar el clima, sí puedes actuar de forma responsable. El fuego necesita tres cosas para propagarse: combustible, oxígeno y calor. Si quitas una de ellas, no avanza. Y eso está en tus manos muchas veces.

 

Protege tu tierra y tu hogar

Los incendios no son inevitables. Son el resultado de muchas decisiones mal tomadas, de falta de previsión y de poca conciencia. Y también de la costumbre de mirar para otro lado hasta que ya es tarde.

Otro año más, los datos son duros. Hectáreas calcinadas, animales muertos, pueblos enteros evacuados, familias que lo pierden todo. Pero hay muchas cosas que se pueden hacer para evitar que vuelva a pasar. Y muchas de ellas dependen de ti.

No hace falta ser bombero. Basta con prestar atención, cuidar lo que tienes cerca, revisar tu casa de vez en cuando y ser consciente de que el fuego no perdona errores. Porque si tú no lo provocas, si tú no lo alimentas y si tú lo cortas a tiempo, probablemente no llegue a ser noticia. Y eso, hoy en día, ya sería un logro.

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