Los estudios marcarán el futuro de nuestra sociedad

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Desde pequeños nos han advertido nuestras familias que deberíamos de estudiar para poder tener un buen futuro en el que tuviésemos un trabajo digno que nos diese la capacidad económica suficiente para poder vivir bien sin tener que depender de nadie. Lo cierto es que, aunque a lo largo de nuestra juventud este consejo nos pudiese parecer una tontería o una más de las cosas que nos dicen nuestros padres y el resto de adultos, la realidad es que es completamente cierto.

Todos deberíamos de tener estudios superiores y poder llegar a especializarnos en alguna de las modalidades que nos ofrecen los currículums académicos y es que solo de esta forma podremos llegar a ocupar uno de los puestos de trabajo que requieren perfiles muy concretos y que, por tanto, tan bien pagados están. De ser así, nuestra sociedad sería capaz de avanzar a un gran ritmo y es que en un mundo ideal todo el mundo tendría el trabajo de sus sueños y, por tanto, lo podría desarrollar de la mejor forma posible y se crearía un gran ambiente de trabajo y, con ello de progreso.

Por suerte o por desgracia no todos podemos desempeñar el trabajo de nuestros sueños y, aunque digamos por desgracia, porque lo suyo sería el ideal que os hemos mencionado, la realidad es que esto es así por suerte. Decimos por suerte porque hay trabajos que somos conscientes de que no son el sueño de nadie pero que hay que llevarlos a cabo para poder progresar como sociedad. Os hablamos por ejemplo de duros puestos de trabajo como los relacionados con la minería o con el saneamiento e higiene de nuestras ciudades. Unos empleos tan dignos como otros cualquiera pero que, por sus condiciones, no siempre son los más deseados.

Además, en la actualidad, cada vez son más las personas que buscan poder garantizar su futuro cuanto antes para así poder despreocuparse de tener que volver a buscar empleo durante el resto de sus años en activo. Esto es algo que saben en la Academia Marín y por ello preparan a sus alumnos para obtener las mejores cualificaciones en los exámenes de las diferentes titulaciones profesionales que tienen entre su catálogo de cursos. Asimismo, las oposiciones para las diferentes administraciones y empresas públicas son otra de las opciones más demandadas por lo que os hemos reseñado antes y es que una vez conseguida la plaza nos olvidaremos de volver a tener que buscar un puesto de trabajo hasta que nos jubilemos. Pero lo cierto es que conseguir una de estas plazas fijas no es fácil y eso lo demuestra que la mitad de los aspirantes a una plaza en la Xunta de Galicia se retiró antes de los exámenes debido a la alta competencia que existía. En concreto, en una de las últimas ofertas públicas de empleo convocadas, de las 11.500 personas que había inscritas, solo aparecieron 5.079 para realizar las oposiciones a los que hay que restar un candidato que fue expulsado por usar un dispositivo móvil durante el examen.

Pero la realidad es que si todos buscamos ser funcionarios, nuestra sociedad tendrá un futuro complicado, puesto que también debemos de poseer una serie de emprendedores que tiren por la economía de nuestro país y que consigan que esta crezca y que genere más riqueza y es que si todos nos dedicásemos a las administraciones, la realidad es que el país no funcionaría puesto que no se generaría comercio interno ni aumentaría el producto interior bruto ya que todos los años se movería la misma cifra de dinero en términos globales.

El boom del ladrillo y los estudios

En España hemos vivido hace no muchos años un boom en el sector de la construcción. Una época en la que fueron muchos los estudiantes adolescentes que dejaron sus estudios para dedicarse a la albañilería y es que, en algunos casos, jóvenes de dieciséis años llegaban a ganar más de tres mil euros al mes. Esto motivó que cuando llegó la crisis a nuestro país, todos esos jóvenes que ya tenían entre 25 y 30 años se quedasen sin empleo, por lo que las cifras del paro se llenaron de gente sin formación y es que, como os decimos, habían abandonado sus estudios. Esto supuso que los que se pudieron recolocar lo hicieron en empleos en los que no era necesaria ninguna cualificación y, por tanto, su rendimiento económico, ni era bueno ni era de calidad.

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