El sector aéreo ha sido uno de los más afectados por la crisis sanitaria resultado del coronavirus. Esto debido a la prohibición de viajar, con excepción de solo casos imprescindibles, que dictaron los gobiernos de todos los países del mundo, la cual hizo que el número de vuelos cayera por los pisos.
Hoy en día, la pandemia ha vaciado de golpe los aeropuertos, mientras que diferentes expertos y estudios, como el publicado en el Journal of Transport Geography, en colaboración con la Universidad Edimburgo y de Cranfield, afirman que esta realidad se extenderá a los próximos años con una reducción importante del tráfico de los aeropuertos.
Por ejemplo, el profesor e investigador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y autor del estudio, Pere Suau Sánchez, explica que pueden pasar años hasta que vuelvan a verse aeropuertos como El Prat con unas idas y vueltas de viajeros similares a las que había antes de que comenzara la pandemia. A sabiendas, que aunque los vuelos se han ido reanudando a partir de Junio pasado, no mejora del todo la situación, debido a los muchos controles sanitarios en aeropuertos y la reducida cantidad de vuelos disponibles.
El presidente de Aena, Maurici Lucena, señaló que Aena estuvo trabajando en un nuevo diseño de la recuperación en colaboración con el Gobierno de España, con la Comisión Europea y con las líneas aéreas para diseñar procesos aeroportuarios seguros. De esta manera, pretendían llevar a cabo una gestión de colas distintas, procesos de desinfección mucho más profundos, aforos máximos, estancias mínimas, controles sanitarios en vuelos internacionales que consistirán en la toma de temperatura “sin que ustedes lo noten porque se va a hacer con cámaras termográficas”y la recogida y lectura de un formulario para tener el recorrido “en el caso que sea necesario utilizarlo si hay un contagio próximo”.
Sin embargo, a pesar de la llegada del verano del 2020 y la “nueva normalidad” en territorio español, no fue tan común las imágenes de maletas llenas rodando por los aeropuertos. Así, se llega a la conclusión de que la COVID-19 dejará la industria del aire con turbulencias durante varios años y “el sector no prevé que se recuperen los niveles de tráfico del año 2019 hasta el 2023 o el 2024”.
Los intentos de despegue luego del confinamiento
Según los datos de Facilities Airport, especialistas en variedad de servicios para el buen funcionamiento de los aeropuertos, antes del coronavirus, otra de las dificultades que tuvo que afrontar el sector aéreo por razones sanitarias fue la crisis del SARS, en 2003, que hizo caer el 35% de los pasajeros en Asia y en el Pacífico. Sin embargo, en los inicios de la crisis de la COVID-19, la caída de ingresos fue del 98%, convirtiéndose en una situación sin precedente y que al parecer se extenderá por unos años más.
Al respecto, Oliver Dlouhý, CEO de Kiwi.com, realizó un análisis de la evolución del sector en la pospandemia y la demanda de vuelos de corto, medio y largo radio y otros aspectos. Así, estimo que lo primero que se viviría sería la bajada de precios en boletos de avión que experimentamos luego de que se saliera del confinamiento en Europa:
“Estar en tierra tiene un coste casi tan elevado como volar, por ello las aerolíneas quieren volver a surcar los cielos lo antes posible. Los primeros seis meses después de abrir las fronteras y permitir que las compañías comiencen a operar, la rentabilidad no estará sobre la mesa”.
Por supuesto, un punto en contra de esta estrategia es que las medidas de seguridad en los aeropuertos causarían alteraciones, haciendo la experiencia más incómoda para los viajeros, lo que no ayudaría a reanimar la demanda.
Sin embargo, los expertos se mostraban aún positivos por un primer paso en vías hacia la lenta recuperación del sector:
“Estamos detectando ya una reactivación de este tipo de viajes, por lo que entre los próximos tres y cinco meses se podría observar un aumento del 50-60% de los volúmenes de vuelos. La recuperación de los de largo radio se espera entre el primer y el cuarto trimestre de 2021, alcanzando en 2022 volúmenes parecidos a los de 2019, mientras que en 2023 experimentarán de nuevo crecimiento”.
De hecho, a medio plazo, entre principios de 2021 y diciembre de 2022, todo apunta a que los viajes low-cost de corto alcance empezarán a mostrar signos de recuperación; y es que en España estas reservas aumentaron un 44% desde mediados de Junio.
Además, iba a suceder que los agentes del sector con un balance más sólido adquirieran aerolíneas más pequeñas con dificultades financieras. Por lo que, a medida que aumente la demanda y disminuyan las medidas de seguridad, las tarifas aumentarán, especialmente las de larga distancia, ya que los viajes de negocios no lograrán sufragar los viajes de placer.
Sin embargo, repetimos que esta es una recuperación lenta en el sector de los viajes de negocio. Según Dlouhý: “Incluso las compañías más tradicionales se han visto obligadas a usar Zoom o cerrar su negocio, y pienso que muchas de ellas se han dado cuenta de que realmente funciona. Ahora es poco probable que un CFO con sentido común apruebe un gasto de 4.000 dólares para que alguien viaje al otro lado del mundo únicamente para una reunión de dos horas, algo normal antes de la pandemia”.
Así, como todos los medios de transporte se han visto afectados por la pandemia y los usuarios han conseguido vías alternas más cómodas, una vez se vaya restableciendo el sector, sufrirá una cantidad de modificaciones para atender a las nuevas preferencias del público: comodidad y flexibilidad:
«Será más importante que nunca para los clientes entender la flexibilidad o sus opciones con cada reserva que hagan. Lo que nos hará más relevantes es nuestro enfoque en el transporte terrestre y la combinación de tierra y vuelos especialmente para viajes de corta distancia. Puede suceder que a corto o medio plazo los clientes prefieran el transporte terrestre a los vuelos y como nos estamos centrando en ambos, podremos atender la demanda».
Por otra parte, apunta que, en el corto y medio plazo, habrá muchas rutas que estarán desatendidas debido a la quiebra de aerolíneas o a la reducción de costes. Así, se comenzarán a hacer muy populares las herramientas de interlining entre aerolíneas, mediante la cual se pueden combinar en una reserva trayectos operados por distintas compañías, incluso en algunos casos, combinando varios modos de transporte. «No lleva años llegar a un acuerdo entre dos aerolíneas y también permite la inclusión de transporte por tierra en itinerarios donde no haya vuelos o resulte más económico tomar esa decisión” afirma Dlouhý.
Las aerolíneas piden ayuda al Estado
Durante la cumbre de la CEOE, en la que se discutió este tema a profundidad, también intervinieron Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, y Luis Gallego, presidente de Iberia. Ambos coincidieron en la necesidad de que el Gobierno ayudase al sector turístico y de las aerolíneas porque “vamos a durar menos que un telediario si no nos ayudan”.
Así, se planteó pedir ayudas al Gobierno “como se ha hecho en Alemania y en Francia” y también se puso el ejemplo de Italia, en el que el Estado ayudó a los italianos que querían viajar por el propio país.
También el hecho de que se intenten instalar controles de temperatura sin que los usuarios lo noten y suponga una molestia para ellos, como por ejemplo con el uso de cámaras termográficas, hará cada vez más posible la recuperación anhelada.
“El turismo necesitará mucho. Nosotros hemos aportado mucho a este país y necesitamos que piensen en nosotros y nos ayuden”, sentenció el presidente de Globalia.
Ahora que el virus vació los aeropuertos y las aerolíneas luchan en recuperar a los viajeros con sus bajas en precio, estas piden apoyo por parte de los agentes encargados para mantener en vuelo el sector y por supuesto al personal del mismo, quienes necesitan valerse de los ERTE hasta que todo comience a recuperar su antigua actividad. “La gente aún no tiene la confianza para viajar y creemos que hasta 2023 no nos vamos a recuperar”, aseguró el presidente de Iberia.
Nuevos actores
Mientras el sector se vale de todo a su alcance para no tocar fondo e intentan sobrevivir a la caída de reservas de los próximos años, el escenario igual se muestra esperanzador para quien logre aguantar.
Oliver Dlouhý prevé el surgimiento de nuevos actores en el sector aéreo, aprovechando aviones, tripulaciones y petróleo baratos, muy probablemente con nuevos modelos de negocio como, por ejemplo, planes basados en suscripción para estimular aún más la demanda.
“Una vez terminada la pandemia, viviremos el momento más barato de la historia de la aviación para crear una aerolínea y comenzar a volar a precios muy bajos. A medio y largo plazo, habrá todo tipo de grupos de capital privado y empresarios que tomarán partido de la situación, haciendo uso de aviones asequibles, las tripulaciones disponibles y el petróleo barato para comenzar a ofrecer precios más bajos que nunca”.