En plena batalla contra las botellas de plástico, se plantean muchas dudas sobre cuáles son las alternativas más plausibles a estos envases. Y es que ahora los padres se están preguntado dónde llevarán ahora sus hijos el agua al colegio, mientras que los deportistas le están dando vueltas al tipo de botella que deben usar en el gimnasio o en sus sesiones de ‘running’ o bicicleta.
En este sentido, en primer lugar, hay que tener en cuenta que no todos los envases de plástico son perjudiciales. De hecho, solo aquellos que contengan bisfenol A (BPA) son los que resultan contraproducentes por la posible migración de sustancias tóxicas, que se incrementa con la temperatura (20ºC son suficientes para desencadenar el proceso) y con el tiempo de almacenamiento del producto. De hecho, según apunta la Agencia española de consumo, seguridad alimentaria y nutrición (AECOSAN), el bisfenol A es un producto químico que se utiliza desde hace muchos años como componente para la fabricación de policarbonato y resinas epoxi-fenólicas. El policarbonato se usa tanto para hacer envases de alimentos como otros muchos objetos no relacionados con la alimentación como los CDs, cristales de gafas, juguetes… Por su parte, las resinas epoxi-fenólicas se utilizan en recubrimientos y revestimientos de conservas y depósitos de alimentos y bebidas.
Así, algunos estudios determinan que se trata de una sustancia que puede actuar como disruptor endocrino, es decir, que tiene la capacidad para interactuar con hormonas del cuerpo humano, como por ejemplo los estrógenos –hormonas sexuales femeninas–, y podría por lo tanto afectar a la fertilidad, el aparato reproductor y el sistema endocrino, esto sin contar con los efectos nocivos que genera en nuestro medio ambiente.
Por esto mismo, hay normas reguladores que exigen que los envases plásticos lleven una serie de símbolossimilares a los de la imagen. Los triángulos con tres flechasindican que se trata de un material reciclable, mientras que el número informa del tipo de plástico empleado. Otros símbolos a tener en cuenta son el ‘BPA free’: libre de BPA, y la copa y el tenedor, que indica que el plástico que forma parte del envase es adecuado para el contacto con los alimentos.
¿La solución es prohibir el plástico?
Más allá de las iniciativas personales o no gubernamentales, las autoridades de numerosos países han decidido tomar medidas legales para recortar el consumo de plásticos.
Para comenzar, en 1990, la isla de Nantucket se convirtió en el primer lugar de EE.UU. en prohibir las bolsas de un solo uso, a lo cual otras ciudades y condados se adhirieron después al veto. De estos, Bangladés fue el primer país en instaurar esta prohibición en 2002, y en agosto de 2014 California fue el primer estado de EEUU en aprobar una legislación similar.
Por su parte, en China, la decisión de que los comercios cobraran a los consumidores por las bolsas desechables, introducida en 2008, consiguió reducir la cantidad de este tipo de plástico en un 50%; y el país asiático ahora se encuentra en proceso de eliminarlas. Mientras tanto, algunos países en desarrollo han ilegalizado las bolsas de plástico, aunque la ejecución de estas medidas a veces resulta problemática.
Así, al menos 90 países ya han impuesto prohibiciones a los plásticos de un solo uso, y un total de 170 países se han comprometido a reducir significativamente el uso de plásticos para 2030.
La Unión Europea aún no ha implantado una prohibición general, pero en 2015 acordó imponer a los estados miembros la obligación de reducir en un 80% el uso de las bolsas más ligeras en el siguiente decenio –pasar de las más de 170 bolsas que utilizaba cada europeo al año a solo 40 en 2025– o bien gravar su uso desde 2018. A esto, algunos países se han adelantado, como en el caso de Italia, que fue pionera en eliminar las bolsas no biodegradables en 2011, mientras que Francia prohibió las bolsas de un solo uso en 2016.
Finalmente, desde julio de 2021, la UE elimina ciertos plásticos de un solo uso, como cubiertos, platos, vasos, envases de comida, bastoncillos, pajitas de bebida o palos de globos.
¿Cuáles son las mejores alternativas al plástico?
Lasbotellas idóneas para reutilizar y rellenar de agua son las elaboradas con plásticos de tipo 5 y el tritán. No obstante, también se puede optar por las siguientes alternativas al plástico:
- Acero inoxidable
Con las botellas de acero inoxidable no hay peligro de transferencia de elementos tóxicos a las bebidas, además de ser ligeras y resistentes. Además, en el caso de los termos (envases con dos capas de acero inoxidable) mantienen el líquido frío o caliente, y son menos sensibles a los factores externos.
- Botellas de aluminio.
Es un tipo de metal que reacciona con ciertos materiales o líquidos y que, en ciertos casos, pueden transmitir partículas y propiedades tóxicas, además de alterar el sabor de las bebidas.
Algunas de estas botellas pueden llevar también un recubrimiento interno compuesto de resina epoxi, un derivado procedente de la destilación del petróleo. Por eso, aunque si está entre las alternativas al plástico que te ofrecen en el mercado, hay que tener mucho cuidado con él.
- Vidrio
Sin duda, la mejor opción para la bebida es el envase de vidrio. Es higiénico, no interfiere en los sabores, aísla los olores y la humedad; resulta fácil de limpiar, no se oxida y no se producen migraciones de sustancias nocivas para la salud, entre otras muchas ventajas.
Los únicos inconvenientes son su peso y fragilidad. Por ello, algunas empresas han optado por envases de vidrio con fundas de silicona.
- Vidrio de borosilicato
Se trata de un tipo de vidrio, aditivado con sílice y boro, que aumenta la resistencia de este material, sobre todo a los cambios bruscos de temperatura, que ocasionan que el material se rompa.
Las botellas de vidrio de borosilicato son aptas para el lavavajillas y tienen mayor ligereza, aunque cabe destacar que no se recicla junto con el vidrio convencional ya que la temperatura de fusión no es la misma.
- Silicona
Las botellas de silicona son aptas para bebidas tanto frías como calientes, y están libres de BPA, plomo, látex y otros químicos dañinos; siendo una de sus mayores ventajas radica en que se pueden plegar.
- Microbios y orugas que comen plástico
Perez Linares, especialistas en soluciones de plástico, explica que incluso en una situación ideal, con los plásticos petroquímicos limitados a los usos en los que no existe otra opción y siempre en aplicaciones duraderas; con todos los usos desechables reducidos al mínimo y cubiertos por bioplásticos biodegradables; y con un reciclaje extensivo… Igual siguen existiendo millones de toneladas de basura plástica que eliminar.
Así que igual, además de presentar opciones más saludables y bios que el plástico para que las empresas y los consumidores comiencen a utilizarlas, también hay que buscar formas de deshacerse de los restos de plástico que están ya causando efectos negativos sobre nuestro medio ambiente.
En este sentido, casi todos los ojos están puestos en la biotecnología, el uso de microorganismos capaces de degradar plásticos. Y es que existen bacterias, como los microbios del suelo del género Pseudomonas, e incluso hongos como los que crecen en la madera, que pueden digerir plásticos de forma natural; siempre bajo condiciones especiales, como temperaturas altas o luz ultravioleta.
En los últimos años se han descubierto nuevos microbios degradadores de plástico: en una planta de reciclaje de botellas, científicos japoneses hallaron una bacteria a la que llamaron Ideonella sakaiensis y que consume PET, el material más común en estos recipientes. Por otro lado, en el Mediterráneo, investigadores griegos han hallado microbios naturales que consumen polietileno y poliestireno en las aguas marinas con eficacia similar a otros modificados genéticamente. Mientras que, en otros lugares se han encontrado también distintos microorganismos devoradores de plásticos, y la ingeniería genética avanza para potenciar estas capacidades naturales de todos estos microbios.
No obstante, no solo son los microorganismos los que pueden ayudarnos en la tarea de destruir la basura plástica. En 2014, investigadores chinos observaron que la oruga de un tipo particular de polilla suele alimentarse de envases de comida. Al examinar su tubo digestivo, hallaron allí dos clases de bacterias que degradan el polietileno sin necesidad de otros tratamientos. Sin embargo, algunos expertos cuestionan que el uso de organismos ofrezca una solución práctica y en un plazo razonable a la contaminación plástica. Lo que si, es que nos pone en el camino correcto a estar cada vez más cerca de encontrar una solución.
Las cifras no engañan
Los datos no dejan lugar a dudas: más de 500 mil millones de botellas de plástico son producidas anualmente y se calcula que, sólo en Europa, se transportan más de 100 botellas de agua de plástico por persona cada año. Esto supone 15 millones de toneladas de plástico y 8 millones de toneladas de emisiones de CO2 derivadas del transporte.
Por esto, hay que unir esfuerzos, desde el consumidor promedio que comenzará a utilizar envases y productos alternativos al plástico, las empresas que continuarán mejorando sus proceso de producción en vía hacia la sustentabilidad, y la ciencia, quienes seguirán incansables arrojando luces sobre nuevas formas de limpiar nuestro planeta de nuestra huella destructiva.