Hace poco estuve haciendo un reportaje sobre economía para mi periódico y en concreto me acerqué a una de las empresas españolas que pese a la crisis le está yendo bien. Quería conocer las claves de ese éxito. Se trataba de TransThalia, una compañía fundada en el año 2003 como empresa de transporte nacional e internacional de vehículos por carretera, consecuencia de la creciente demanda de transporte en el sector automovilístico.
Tras unos días con ellos descubrí que la clave que buscaba para saber por qué les iba tan bien era porque desde sus inicios han ofrecido un servicio de máxima calidad, seguridad y eficiencia en el traslado de vehículos tanto para profesionales como particulares, cubriendo la demanda de rutas que los clientes requieren para el transporte internacional de vehículos por carretera. Además, son especialistas en el transporte internacional por carretera de vehículos de importación desde Alemania, Bélgica y Holanda, para lo que ofrecen rutas semanales con su completa y equipada flota de camiones porta coches. Asimismo, son muy demandados porque debido a la excelente situación geográfica de sus bases logísticas en el centro de la Península, su empresa les garantiza a los clientes un óptimo servicio de transporte de vehículos por carretera a cualquier parte de España. Y sus profesionales ofrecen un servicio integral que cubre desde la recepción del vehículo, la tramitación de la documentación necesaria para el traslado y el transporte en nuestra flota de camiones bajo estrictas medidas de seguridad. Todo ello, con una atención personalizada por parte de su personal y la garantía de que recibirá su vehículo en el lugar de destino en perfectas condiciones y en los plazos acordados.
En definitiva, una empresa de la que podrían tomar ejemplo cualquiera de aquellas que deseen lograr estos buenos niveles de negocio incluso durante malos periodos como es el de la crisis.
Pero si he de destacar otra de las cosas que me llevé de esta convivencia con la empresa para conocer su funcionamiento, fueron reflexiones acerca del periodismo. Se trata de un sector totalmente ajeno y lejano al de los transportes, así que las conversaciones y la curiosidad de los trabajadores de la empresa al hablar conmigo era inevitable.
Todos me decían esa mítica frase que cualquier periodista habrá escuchado alguna vez: “Cuéntalo bien”. Por esa frase se entiende que piden objetividad, que no des tu opinión acerca de lo que ves, sino que te limites a describir aquello que te encuentras.
Con sus palabras, y lejos de las clases de Periodismo que recibimos durante la carrera, me impactó también una de las preguntas que me hizo un empleado durante un café que compartimos: “¿Por qué los periodistas de deportes pueden ser forofos?”.
Cuando llegué a la redacción de mi periódico, de carácter generalista, les trasladé esta duda a mis compañeros de deportes, muchos de los cuales salen incluso en tertulias de televisión y radio dando su opinión. Llevaba un tiempo dándole vueltas y fue uno de los más antiguos quien me dio la respuesta: “Porque es ocio”.
Y así es. Cuando lees un periódico buscas la objetividad, o al menos no quieres juicios de valor que sean favorables a aquello que no está acorde con tus ideas, por eso es más fácil que leas un periódico o un escuches una radio de tu tendencia. Pero el deporte no deja de ser el opio del pueblo, esa afición en la que todos confluyen y donde nadie se quiere romper la cabeza, simplemente disfrutar con lo que está leyendo y encontrar una opinión similar a la suya.
Uno del Madrid no va a leer un periódico afín al Barcelona, y en nuestro país están todos totalmente identificados, así que no hay pérdida. Quieres leer lo que piensas tú, ratificar tus ideas. Y por eso no te importan que sean forofos los periodistas, sino que se agradece, porque es parte de tu ocio.
Además, no nos rasguemos las vestiduras: el fútbol nos importa, pero no condiciona nuestra vida como puede ser el caso de la política o la economía. Aquí queremos disfrutar y ver reproducidas las conversaciones con nuestros amigos, como en las tertulias de la radio y la televisión, para saber qué decir al día siguiente en el bar.
Pero en definitiva, es ocio, disfrute.