En China, la palabra “crisis” se compone de dos ideogramas: “peligro” y “oportunidad”. Por medio de esta reveladora curiosidad lingüística, se pude extraer la lección de que la manera de afrontar la crisis, con temor o con valentía, reside en la disposición psicológica de cada individuo. La crisis no puede convertirse pues en un momento de desorientación, sino en una puerta abierta a explorar nuevos caminos, a encontrar vías de escape, a no rendirse.
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