La nueva moda es combinar un abrigo de piel y un bolso de diseño con unas zapatillas deportivas. Por qué no.
Eso nos dicen los últimos desfiles de las pasarelas de moda y que han alcanzado ya a celebrities y anónimas atrevidas.
Empezaron a ponerse de moda al sacar las zapatillas con cuña, combinación que parecía imposible y que se ha popularizado mucho, al combinar el calzado más cómodo con la estilizante altura de los tacones. En cambio, hoy en día, ya no es necesario ni adquirir un modelo pensado para el momento. Las mismas zapatillas de running que usemos para salir a entrenar, servirán para ir a la oficina ataviada con un vestido sobrio y la elegante cartera portafolio (espero que hayan sido adecuadamente ventiladas antes de alternar su uso).
El motivo de esta combinación está en la lógica evolución de la moda juvenil y del aspecto urbano. Incluso algunas empresas conservadoras con años de tradición en su protocolo han accedido a incorporarlas incurriendo en la casualización y el desenfado, anteriormente impensables en estos ámbitos.
Las revistas de moda más influyentes recomiendan su uso como “muestra de seguridad”, ya que no deja de ser un atrevimiento muy osado lucir unas bambas donde solo se lleva el zapato de vestir más riguroso.
Las marcas de alta costura (Tod’s, Saint Laurent, Valentino…) no han tardado en apuntarse a esta moda para no quedarse fuera del mercado (principalmente repartido entre Nike, Adidas, Asics y Puma), aunque este producto no forme parte de su industria tradicional.